Durante estos días, estoy asistiendo a unas jornadas en homenaje al periodista sevillano, Manuel Chaves Ngales. Hasta ayer, no me di cuenta de que estaba estudiando sobre alguien que no conocía en absoluto, ni siquiera había oido hablar de él. Sin embargo, uno de los ponentes de la conferencia realizó una pregunta al público: ¿quién había oido hablar de Manuel Chaves Nogales?
Alcé la cabeza y, tan sólo 5 personas eran conscientes de su existencia. Aquella situación me hizo pensar, sobretodo, la emoción que ponían los ponentes invitados al hablar de él. Todo eso me indicó que sería interesante hacer una breve reseña de este enigmático periodista en mi blog, como pequeño homenaje de mi parte y disculpa por no saber de un compañero de profesión que tan alto había llegado.
Por eso estoy aquí, escribiendo algo sobre este escritor e informador, para que todos aquellos que entreis, podais levantar la mano cuando alguien en una conferencia os pregunte si habíais oido hablar de Manuel Chaves Nogales.
VIDA Y OBRA
Se inició en el periodismo muy joven de la mano de su padre, Manuel Chaves Rey, y su tío, José Nogales, director de El Liberal en Sevilla. En 1920 publicó su primer libro, Narraciones Maravillosas y biografías ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos.
En 1922 se trasladó a Madrid, donde, como muchos otros jóvenes intelectuales, buscó salida a sus inquietudes.
En 1922 se trasladó a Madrid, donde, como muchos otros jóvenes intelectuales, buscó salida a sus inquietudes.
En el El Heraldo llegó a ser redactor jefe, y coincidió con César González Ruano. En 1927, año importante para las letras españolas, Chaves Nogales ganó el premio más prestigioso del periodismo español, el Mariano de Cavia, con el reportaje La llegada de Ruth Elder a Madrid, la primera mujer que cruzó en solitario el Océano Atlántico en un avión Junker y que se publicó en ABC en 1928.
Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanzó su cenit profesional. En estos años colaboró en Estampa y en La Gaceta Literaria, y para el Heraldo viajó constantemente realizando audaces reportajes. Su entusiasmo por los reportajes sobre la naciente aviación le llevó a embarcarse en arriesgadas peripecias aéreas, incluido un accidentado viaje a la URSS que relata en La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja (1929). La bolchevique enamorada también se inspira en ese viaje. En 1930 vuelve a recorrer Europa, y el resultado son otros libros sobre la revolución soviética: Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931) y la novela El maestro Juan Martínez, que estaba allí (1934).
Pero es en 1930 cuando publica su obra más famosa, una biografía sobre el mítico torero Belmonte: Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas, considerado como uno de los mejores libros taurinos que se han escrito.
Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanzó su cenit profesional. En estos años colaboró en Estampa y en La Gaceta Literaria, y para el Heraldo viajó constantemente realizando audaces reportajes. Su entusiasmo por los reportajes sobre la naciente aviación le llevó a embarcarse en arriesgadas peripecias aéreas, incluido un accidentado viaje a la URSS que relata en La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja (1929). La bolchevique enamorada también se inspira en ese viaje. En 1930 vuelve a recorrer Europa, y el resultado son otros libros sobre la revolución soviética: Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931) y la novela El maestro Juan Martínez, que estaba allí (1934).
Pero es en 1930 cuando publica su obra más famosa, una biografía sobre el mítico torero Belmonte: Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas, considerado como uno de los mejores libros taurinos que se han escrito.
En 1931, Chaves se convierte en director de Ahora, importante diario entonces, ideológicamente próximo a Manuel Azaña, de quien Chaves fue políticamente partidario. Trabajador incansable, organiza una nueva red de reporteros a escala mundial, él mismo viaja mucho cubriendo acontecimientos que empiezan a convulsionar el mundo. Entrevista a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, al que califica en un reportaje de «ridículo e impresentable», y advierte de los campos de trabajo del nuevo fascismo alemán.
Al estallar guerra civil en España, se pone al servicio de la República. Sus ideales eran muy firmes y claros, como demuestran numerosos editoriales suyos, y aguantó hasta que el gobierno abandonó Madrid. Convencido de que ya no podía hacer nada por su país, abandonó España para exiliarse en París. Ya en Francia, colabora en diarios hispanoamericanos y escribe su testimonio de la guerra civil, con el título de A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (publicado en Chile en 1937). Hastiado de la violencia por ambas partes, esta obra es un impresionante alegato contra las brutalidades de la guerra, incluidas las del bando republicano. En la obra mencionada, afirma que «la crueldad y la estupidez se enseñoreaba entonces de toda España», que él atribuye «a la peste del comunismo y del fascismo» a partes iguales. Su diagnóstico es que la suicida apuesta de la España de entonces por los totalitarismos se debe al «miedo de los sectarios al hombre libre e independiente. La causa de la libertad entonces en España no había quien la defendiera». Y concluye amargamente: «Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos: para un español quizá sea eso un lujo excesivo».
Convencido demócrata, trabajó incansablemente contra el fascismo que amenazaba Europa durante su exilio en París, colabora en diarios hispanoamericanos, en medios franceses como Cooperative Press Service, L’Europe Nouvelle y Candide. Desde el despacho de su apartamento en el barrio parisino de Montrouge organiza una publicación artesanal que explica lo que ocurre en España para los exiliados usando las noticias que traían los propios exiliados que llegaban a Francia.
Chaves Nogales se había ganado un puesto en las listas de la Gestapo alemana y, en 1940, cuando las tropas alemanas se acercaban a París, emprendió rumbo a Londres donde no tardó en retomar su actividad periodística. Dirigió The Atlantic Pacific Press Agency, escribía su propia columna en el Evening Standard y colaboró con la BBC en sus servicios extranjeros.
Su mujer, su hijo y sus tres hijas emprendieron el viaje de regreso a España en 1940, huyendo de la invasión de Francia por parte de las tropas alemanas. Chaves Nogales vivió solo en Londres cuatro años luchando contra los extremos de la derecha y de la izquierda. Muere en mayo de 1944, con solo 46 años de edad.
Al estallar guerra civil en España, se pone al servicio de la República. Sus ideales eran muy firmes y claros, como demuestran numerosos editoriales suyos, y aguantó hasta que el gobierno abandonó Madrid. Convencido de que ya no podía hacer nada por su país, abandonó España para exiliarse en París. Ya en Francia, colabora en diarios hispanoamericanos y escribe su testimonio de la guerra civil, con el título de A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (publicado en Chile en 1937). Hastiado de la violencia por ambas partes, esta obra es un impresionante alegato contra las brutalidades de la guerra, incluidas las del bando republicano. En la obra mencionada, afirma que «la crueldad y la estupidez se enseñoreaba entonces de toda España», que él atribuye «a la peste del comunismo y del fascismo» a partes iguales. Su diagnóstico es que la suicida apuesta de la España de entonces por los totalitarismos se debe al «miedo de los sectarios al hombre libre e independiente. La causa de la libertad entonces en España no había quien la defendiera». Y concluye amargamente: «Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos: para un español quizá sea eso un lujo excesivo».
Convencido demócrata, trabajó incansablemente contra el fascismo que amenazaba Europa durante su exilio en París, colabora en diarios hispanoamericanos, en medios franceses como Cooperative Press Service, L’Europe Nouvelle y Candide. Desde el despacho de su apartamento en el barrio parisino de Montrouge organiza una publicación artesanal que explica lo que ocurre en España para los exiliados usando las noticias que traían los propios exiliados que llegaban a Francia.
Chaves Nogales se había ganado un puesto en las listas de la Gestapo alemana y, en 1940, cuando las tropas alemanas se acercaban a París, emprendió rumbo a Londres donde no tardó en retomar su actividad periodística. Dirigió The Atlantic Pacific Press Agency, escribía su propia columna en el Evening Standard y colaboró con la BBC en sus servicios extranjeros.
Su mujer, su hijo y sus tres hijas emprendieron el viaje de regreso a España en 1940, huyendo de la invasión de Francia por parte de las tropas alemanas. Chaves Nogales vivió solo en Londres cuatro años luchando contra los extremos de la derecha y de la izquierda. Muere en mayo de 1944, con solo 46 años de edad.